¿CÓMO SE LO EXPLICO SEÑOR (A) DIPUTADA?
¿CÓMO SE LO EXPLICO SEÑOR (A) DIPUTADA?
Roy Murillo Rodríguez
¿Cómo le explico lo que siento? A veces creo que todo esto es un mal sueño, que no puede ser, que la mediana solidez de nuestra institucionalidad jamás permitiría que esto suceda en Costa Rica. Pero luego me doy cuenta de que todo es cierto, que es verdad, es más, el Presidente de la Asamblea Legislativa solucionó el asunto, pero que ustedes, ahora 26, continúan con este maltrato a los jueces y al Poder Judicial y a todos los ciudadanos.
Siento rabia, desilusión, miedo, por ratos me desespero y confieso que la tristeza me invita a llorar. No comprendo su proyecto para nuestro país y veo como pareciera que en lugar de avanzar retrocedemos.
Tal vez todo ese negro episodio sea positivo porque nos permitirá sentarnos a dialogar y cambiar situaciones que hace tiempo todos sabemos que andan mal.
Los hechos nos hacen meditar sobre la función de la Sala Constitucional -sus excesos o no-, el mecanismo idóneo para el nombramiento de los magistrados y sobre la formación, capacitación y responsabilidad de nuestra clase política.
Señores (as) diputados (as), nos dice el vocero de la principal agrupación política que ha generado este conflicto, que no se cuestiona nada a Don Fernando -eso no tenía que aclararse pues quienes le conocemos sabemos de su integridad moral y solidez académica-. Indica que todo es una manera de llamar la atención a la Sala Constitucional por sus excesos.
Señores (as) diputados (as), cómo les explico? Sí, yo también y sobre todo en los últimos años estoy descontento con muchos fallos de la Sala Constitucional, pero en mi caso no por excesos sino por disminución de garantías. No me parece por ejemplo que se desnaturalice el recurso de Habeas Corpus y que ahora el ciudadano arbitrariamente detenido no recupere su libertad a través de ese mecanismo. Tampoco me parece la omisión de un análisis de constitucionalidad en relación con el monto de 50 años de la pena de prisión, como si no existiera la prohibición de penas perpetuas. Igualmente estoy decepcionado con la Sala, que no asegura el cumplimiento de sus resoluciones y a pesar de sus reiterados fallos sobre el respeto a la dignidad humana en las prisiones, nuestras cárceles son una vergüenza nacional. Igualmente incomprensible me resulta que la Sala Constitucional resuelva en pocas horas unos asuntos y otros se lleven meses y hasta años y que la Sala no tenga plazos para el dictado de sus resoluciones. Pero bueno, la misma Sala Constitucional ha reconocido algunas de esas disfunciones y la necesidad de una reestructuración de la jurisdicción, así lo ha señalado en forma expresa su Presidenta, la Licda. Ana Virginia Calzada.
Creo que todos concluimos que hay necesidad de algunas reformas, pero señores (as) diputados (as), nuestro país como organización socio política optó por un Estado Constitucional y de Derecho y desde esa fórmula política, que nos limita a todos con sus reglas, tenemos que rigen dos principios muy importantes: el principio de legalidad y el principio de independencia judicial. Conforme al primero el Estado solo puede proceder de conformidad con los procedimientos y la forma como la ley ordena y el segundo nos garantiza la aplicación objetiva de esas leyes que nos autoregulan, pues los jueces al resolver los conflictos o diferencias, solo estarán sujetos a la ley y la Constitución.
Con su decisión de no reelegir al magistrado Cruz Castro, se lesiona ambos principios. El primero porque la decisión se toma fuera de los plazos legales al efecto y cuando ya se encontraba automáticamente reelecto -según lo señala la Constitución y reiterados votos de la Sala Constitucional-. El segundo porque a los jueces no se les amenaza para que resuelvan de determinada manera, para que ya no se excedan. Su advertencia -amenaza- es una grosera y gravísima violación a la división de poderes y al principio de independencia judicial. Una estocada que duele y nos mata.
Señor (a) diputado (a), entre sus competencias está elegir a los magistrados y hacer las leyes, pero nunca amenazar a un juez por la forma como resuelve. El problema está en los motivos de la no reelección, porque recordemos además que la motivación es también una obligación de la autoridad pública. Si están disconformes con la Sala Constitucional, procuren el consenso y entonces apueben la modificación constitucional o legal que corresponda, pero nunca más vuelvan a amenazar a un juez, nuestro pueblo no se los va a permitir.
Les solicito, como simple ciudadano, que ejerzan sus competencias con valentía y convicción pero siempre en el marco de los límites auto impuestos por el poder político democrático. Esas son las reglas del juego y proceder en contrario les deslegitima y desfigura nuestra democracia y eso, señores (as) diputados (as), nos duele, nos llena de rabia y no lo vamos a permitir, porque el pueblo costarricense nos va a apoyar.
Roy Murillo Rodríguez.
Cédula 1-802,611.
Juez.