¿SIRVE UN VÍDEO COLGADO EN LA RED PARA JUZGAR UN CRIMEN DE GUERRA?
El pliego de la fiscalía describe la primera ejecución extrajudicial de Mahmoud al Werfalli del siguiente modo: “Dispara al encapuchado con su mano izquierda en varias ocasiones y este cae al suelo. Mr. Al Werfalli se acerca al cuerpo, le dispara de nuevo varias veces y dice ‘tú has sido engañado por el que te hizo daño. Has sido engañado por satán’”. Lo que no detalla el escrito es la saña del verdugo, comandante libio. Tirotea a su víctima desde lejos con una ametralladora —un segundo individuo hace lo propio a mayor distancia—. Se acerca al cuerpo y, ahora con un fusil automático Kaláshnikov, le asesta varios disparos. La última bala atraviesa al encapuchado a la altura del cuello. Esta secuencia fue grabada y subida a la red social Facebook el 4 de junio de 2016. La Corte Penal Internacional (CPI), con sede en la Haya, ha incluido este vídeo y otros seis más como únicas pruebas en la orden de arresto emitida en contra de Al Werfalli por crímenes de guerra. Se le acusa del asesinato de 33 personas entre el 3 de junio de 2016 y el 7 de julio de 2017. Es la primera vez que el tribunal fundamenta una acusación exclusivamente en pruebas obtenidas en las redes sociales, un contenedor de información que sin duda desafía los procesos habituales de verificación.